lunes, 4 de junio de 2007

Cuentos sin visado

Catorce autores de Cuba y México en nueva antología de cuentos

http://www.uneac.com/LaIslaEnPeso/num07/saco.htm

MEXICO, DF, México (Librusa) - Relatos de catorce escritores de Cuba y México que abordan temas de sus respectivos entornos con "peripecias y reflexiones", entre ellos Pedro Juan Gutiérrez y Ana Clavel, ocupan las páginas de una nueva antología titulada "Cuentos sin visado".

Publicado por el sello Lectorum, de México, el libro "constituye una muestra representativa de las más recientes tendencias del género cuentístico en dichas naciones, donde, más allá de similitudes y diferencias, abordan, sin inhibiciones ni tecnicismos, los temas más diversos de sus respectivos entornos, entregando un panorama rico en peripecias y reflexiones", indica un comunicado.

Los antólogos son el cubano Rogelio Riverón y el mexicano Mauricio Carrera, ambos críticos y cuentistas.

Para Riverón, los cuentos cubanos que aparecen en la antología "perfilan los rasgos más comunes de la narración corta de Cuba: el sesgo testimonial marcado en ocasiones por una parquedad poliédrica, la parodia, la autorreflexión textual y una especie de fruición simbólica, alusiva, que, consciente de que, en efecto, cada perspectiva tiene su hora, aguarda con paciencia nuevos momentos de esplendor".

Por su parte, Carrera ubica a los cuentistas seleccionados dentro de la llamada Generación del Umbral, "entendida lo mismo como principio que como transición y cambio", con exponentes formados "sentimental y literariamente en medio de décadas perdidas de crisis económica, lo que acaso explique su rechazo a escribir sobre un México marcado por la frustración y la decepción".

Los autores incluidos son los cubanos Pedro Juan Gutiérrez, Guillermo Vidal, Marilyn Bobes, Alberto Garrandés, Rogelio Riverón, Ángel Santiesteban y Ena Lucía Portela; y los mexicanos Mario González Suárez, Eduardo Antonio Parra, Mauricio Montiel Figueiras, Ana García Bergua, Ana Clavel, Guillermo Vega Zaragoza y Mauricio Carrera.

El libro será una de las novedades de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que se celebrará del 30 de noviembre al 8 de diciembre y está dedicada a Cuba.

LA JIRIBILLA Nro. 117

CUENTOS SIN VISADO:
MÁS VALE TARDE QUE SIEMPRE

http://lajiribilla-habana.cuba.cu/2003/n117_08/117_27.html

Cuentos sin visado es, para conocimiento del lector, una selección donde confluyen siete escritores mexicanos y siete de la Isla. Mitad de aquí, mitad de allá, el libro anda tras una visión más o menos objetiva de la cuentística contemporánea, y pudiera ser una mínima confirmación de que las letras del continente coinciden en rasgos, tics, y quizás aciertos, más allá del cauce idiomático.

Rogelio Riverón | La Habana

Deseo suponer que el hecho de que el artículo dedicado por el columnista Víctor Roura a la antología Cuentos sin visado, hace un tiempo, en un periódico de Ciudad de México, sea un compendio de banalidades, no significa que el Doctor es banal. El arte de la gacetilla tiene algunas obligaciones que, cuando se desatienden, nos dejan en la cuerda floja del ridículo. Injuriar, insiste Jorge Luis Borges, es una tarea prevista, y sufre por la improvisación.

Cuentos sin visado es, para conocimiento del lector, una selección donde confluyen siete escritores mexicanos y siete de la Isla. Mitad de aquí, mitad de allá, el libro anda tras una visión más o menos objetiva de la cuentística contemporánea, y pudiera ser una mínima confirmación de que las letras del continente coinciden en rasgos, tics, y quizás aciertos, más allá del cauce idiomático. Fue publicado por las editoriales Lectorum, del Distrito Federal y Unión, de La Habana, a finales del 2002, y sus compiladores somos Mauricio Carrera y un servidor.

La primera condición para hablar sobre algo es conocerlo. Si el Doctor Roura no sabe absolutamente nada sobre literatura cubana actual —quizás los nombres de José Lezama Lima, Alejo Carpentier, Virgilio Piñera, Dulce María Loynaz, Guillermo Cabrera Infante o Nicolás Guillén le produzcan cierto cosquilleo en la oreja, pero hasta ahí—, no hay ética en el mundo que lo autorice a emborronar cuartillas al respecto. No le queda más remedio que dar por cierto lo que está leyendo, y no debería tomarme por demasiado ingenuo: si yo puedo agenciarme para una antología los mejores cuentos, eso haré, sin olvidar lo subjetivo de cualquier apreciación.

Confieso que esperaba una reseña en regla, que nos demostrara lo acertado o, en ausencia de aciertos, lo improcedente del libro en cuestión, su inconsistencia estética. Al desviar su fatigoso alegato hacia la conducta de los antologadores, sin embargo, el Doctor Roura nos escatima la primera liebre, y el gato que nos pasa tiene las uñas carcomidas por la obviedad. Es fácil saber que los autores cubanos recogidos en Cuentos sin visado (una de las dudas de Roura) están, como ya dice el prólogo, entre los más conocidos en su país (fíjese, Doctor, que escribí conocidos, para no exasperarlo con palabras mayores). Basta un elemental nivel de información que no tiene el articulista, quien, de paso, no entendió que no solo los Novísimos integran este libro, pues ni Pedro Juan Gutiérrez, ni Marylin Bobes pertenecen a dicha generación. Además, Doctor, el antologador tiene todo el derecho del mundo para incluirse en su propio volumen, siempre que sea capaz de demostrar que es su texto y no su prerrogativa, el que se ha ganado el lugar. No olvide que los pobres escritores somos, por lo común, menos afortunados: no contamos con una columna diaria para despachar nuestra ignorancia.

La incapacidad del Doctor Roura para hacer crítica literaria, demostrada por partida doble cuando se le ocurrió emprenderla con Cuentos sin visado, lo obliga a empastar el discurso propio con largas citas de sus presuntas víctimas. En los artículos que cometió los días 11 y 12 de febrero de este año colma casi todo el espacio de su columna, primero con fragmentos del cuento que se dio a glosar con sobrecogedora ingenuidad, con un cierre de novela radial, y seguidamente con suculentas porciones de los dos prólogos del libro. Entresacando lo que ninguno de los tres autores ha querido decir, ni dice, Roura en realidad esconde el contenido de la antología tras una cortina de improperios evidentes y estériles. No me queda claro por qué se apresura a celebrar en Hemingway ese desaforo aventurero que le critica a su coterráneo Mauricio Carrera. Bañarse con tiburones, Doctor, o cazar leones en África y submarinos en el Atlántico, no hace o deshace a un artista. La inmovilidad de Ciudad de México al parecer tampoco da muy buenos gacetilleros. ¿Por qué mejor no habla —pero, ¿será capaz?— sobre el cuento de Mauricio, o de cualquier otro, que es lo esencial, tratándose de literatura? ¿Por qué no prueba a establecer el lugar —cualquiera, un mínimo rincón del sótano— del libro en cuestión en el panorama literario de México, puesto que sobre el de Cuba lo ignora todo?

Acusar a un escritor —a cualquier persona— de comportamientos serviles en procura de dinero oficial es, mientras no se pruebe, una práctica villana. Por mi parte, no acusaré al Doctor de defender intereses que no son los propios por el solo hecho de escribir en un diario del que no es dueño. Le agradezco su juicio sobre mi cuento. Le agradezco que me haya comparado —tangencialmente, con esperada socarronería— con Edgar Allan Poe, quien, debe recordarlo, no tuvo automáticamente la aprobación de los editores. Algunas páginas de su biografía nos cuentan cómo el genio ofrecía sus cuentos gratuitamente a algunas revistas que se negaban a hacerles un espacio. Porque, debe saber, don Roura, que ningún escritor ha esperado a ser famoso para tomarse en serio la literatura. Más bien ha sido al revés. El éxito —merecido unas veces, otras no tanto— es condición posterior, aunque se trabaje para él. Voy a devolverle el gesto de las comparaciones, manteniéndome por cortesía en el ámbito norteamericano: a mi el Doctor Roura me ha recordado a un diminuto William Randolph Hearst.


© La Jiribilla. La Habana. 2003
http://www.lajiribilla.cu
http://www.lajiribilla.cubaweb.cu

Antología de lo indecible

Presentarán el libro Antología de lo indecible de Guillermo Vega

Textos considerados como “una revelación en medio de una gran oferta literaria a veces dudosa”, conforman el libro Antología de lo indecible, primer volumen de cuentos del escritor Guillermo Vega Zaragoza, el cual será presentado el próximo 25 de agosto de 2004 a las 19 horas en el Centro Cultural Capilla Británica.


México, D.F., agosto 2004. -Textos considerados como “una revelación en medio de una gran oferta literaria a veces dudosa”, conforman el libro Antología de lo indecible, primer volumen de cuentos del escritor Guillermo Vega Zaragoza, el cual será presentado el próximo 25 de agosto de 2004 a las 19 horas en el Centro Cultural Capilla Británica (Av. San Cosme esquina Circuito Interior, Col. San Rafael, a una cuadras del metro Normal), bajo los auspicios de la Subdirección de Servicios Culturales de la Delegación Cuauhtémoc del Gobierno del Distrito Federal.

El libro, publicado en la colección La Mosca Muerta por Plan C Editores, con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), será presentado por el escritor y promotor cultural Guillermo Samperio (Premio de Cuento Casa de las Américas 1977 y Premio Internacional de Cuento Juan Rulfo 2000); el escritor y ensayista Mauricio Carrera (Premio Nacional de Novela Jorge Ibargüengoitia 2003 y Premio Nacional de Cuento Inés Arredondo 2003), y el escritor Alberto Chimal (Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí 2002). El escritor y crítico Fernando Reyes fungirá como moderador.

Antología de lo indecible obtuvo mención honorífica en el Premio Nacional de Literatura “Efraín Huerta” 2001, convocado por el Ayuntamiento de Tampico, Tamaulipas, cuyo jurado estuvo formado por Salvador Castañeda, Rafael Ramírez Heredia y José Ángel Leyva.

Dos de los cuentos contenidos en el volumen fueron incluidos con anterioridad en las antologías Los mejores cuentos mexicanos, ediciones 2002 y 2003, publicadas por la editorial Joaquín Mortiz. En tanto otros más aparecieron, de 1986 a 2001, en diversas revistas y suplementos, tales como sábado, suplemento de unomásuno; La Jornada Semanal del diario La Jornada; el semanario etcétera; Arena, suplemento del periódico Excélsior, y en el portal de Internet Ficticia: Ciudad de Cuentos e Historias, entre otros.

Guillermo Vega Zaragoza (México, D.F., 1967) es escritor, periodista y profesor universitario. Ejerce la crítica literaria y el periodismo cultural en diversas publicaciones. Es autor de los libros de poesía Preñar el silencio (Narrarte, 2001) y Espejo infinito (Editorial Dionisiaca, 2002; mención honorífica del Premio Nacional de Poesía Marco Antonio Montes de Oca 2001). Además obtuvo el Tercer Lugar de Poesía en el Premio Nacional de Literatura y Artes Plásticas El Búho 2001, así como mención honorífica en el género de crónica del concurso 33 de la revista Punto de Partida de la UNAM en 2002.

Sus narraciones han sido seleccionadas en diversas antologías del género, como Cuentos sin visado. Antología cubano-mexicana (Lectorum/Ediciones Unión, 2002); Fantasiofrenia. Antología del cuento dañado (SOGEM/As de Corazones Rotos, 2003), Juntos andan. Antología del cuento mexicano contemporáneo (Plan C Editores/CONACULTA/Fundación para las Letras Mexicanas, 2004) y Pragmatáfora: cosas, versos y prosas (Descritura Ediciones/SOGEM, 2004).

Ha impartido clases de comunicación, periodismo y literatura en la UNAM y diversas universidades privadas. En la actualidad coordina talleres de escritura creativa en el despacho Ad Hoc Ingeniería Cultural, así como cursos de redacción y periodismo cultural en la Universidad del Valle de México campus San Rafael.

Estudió Periodismo y Comunicación en la UNAM. Es egresado de la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM) y del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Se inició como periodista en el diario unomásuno y fue jefe de información de la revista TIEMPO, fundada por el periodista y escritor Martín Luis Guzmán.

“La narrativa de Guillermo Vega Zaragoza —un muchacho perverso, profundamente observador— se mueve en puntos medios que a cada momento quieren parecer extremos: desde demonios melancólicos hasta ángeles fornicadores, nos muestra la gama de actitudes, tan comunes, tan intensas del ser humano. Con una forma de narrar vanguardista, heredando el lenguaje visual del cine, además del de la música, logra historias realistas cargadas de significado para su generación, con la desesperanza como banderín. Sus textos son una revelación en medio de una gran oferta literaria a veces dudosa”. (Guillermo Samperio, Premio de Cuento Casa de las Américas 1977 y Premio Internacional de Cuento Juan Rulfo 2000).

“Guillermo Vega escribe mayormente sobre asuntos que tienen que ver con la pareja. Hombres y mujeres en relaciones no exentas de soledad, pasión cercana a la lujuria, incomunicación y violencia. Aquí tenemos a Bukowski, a Fante, a la Onda o lo que queda de ella: la palabra sin las ataduras marcadas por lo canónico o el deber ser. Hablo de cierto lenguaje y situaciones relacionadas con lo juvenil, así como un tono que lo mismo es de desenfado y tramas que buscarían lo que en otra época se hubiera reducido a la expresión épater le burgueois. En sus cuentos busca impactar con anécdotas tremendistas, con el uso de groserías, con la descripción con pelos y señales de encuentros amorosos, con ambientes de cabaret. Estos relatos han constituido una forma de llamar la atención, a la manera de un poeta maldito o de un enfant terrible”. (Mauricio Carrera, en Cuentos sin visado, Lectorum, 2002)

“Guillermo Vega Zaragoza articula la trasgresión, el humor y el sexo. Con una gran dosis de iconoclasia e irreverencia, que constituyen una bolsa de oxígeno en medio de la beatería barata desatada incluso desde el ‘gobierno’, la silueta de la sexualidad que se dibuja en cuentos que responden a la lógica creativa de amplificar un chiste. Con matices claramente sádicos, entre risas y chanzas, celebra una sexualidad políticamente incorrecta, la violencia, la trasgresión de códigos (religiosos, heteronormativos, de los géneros literarios...), se trata de la promoción del placer por el placer mismo, de tomar el micrófono para contar aventuras apenas disimuladas con el expediente de remitirlas al universo celestial: brillante, aunque parcial, salida del clóset. Violencia, sodomía, homosexualidad, exhibicionismo, constituyen un agasajo para el narcisismo de un narrador que habla en primera persona, exhibiéndose como dueño del saber”. (Antonio Marquet, en “El cuento mexicano hoy: fantasías reprimidas”, en Arena, suplemento cultural de Excélsior, núm 202; diciembre 15, 2002).

“Antología de lo indecible obedece a un novedoso estilo narrativo que oscila entre lo cotidiano y lo extraordinario, unido por un ambiguo hilo conductor que hurta del humor, la familia, el amor y el sexo para sorprendernos. Con estas herramientas, Vega Zaragoza nos informa que los lugares comunes están repletos de mundos insospechados y que el escritor puede encontrar vasos comunicantes donde el lego bosteza rutinas. Su pluma no rebusca florituras ni abusa de altisonancias; su objeto es el relato y su mérito mayor estriba, quizá, en que la trama jamás pierde de vista al lector. Búsquenlo y verán”. (Ignacio Mondaca, en http://humphreybloggart.blogspot.com).

Plan C Editores S.A. de C.V., fundada en marzo de 2001, es una empresa cultural integrada por un grupo de escritores, traductores y especialistas de las artes gráficas y de la comercialización del libro interesados en que la literatura de creación y el libro artístico, científico y universitario continúen en México su tradición.

Plan C Editores desea contribuir con sus esfuerzo a esa continuidad y permanencia por medio de colecciones específicas que tanto instruyan como diviertan, convencidos de que el acto de leer es la única manera de no perder la capacidad de comprender el mundo, de ampliar los horizontes de nuestras ideas y conservar nuestro derecho a ser libres, a pensar, a soñar y a disentir.

Plan C Editores se fundó con una colección: La Mosca Muerta, dedicada fundamentalmente a la literatura. El objetivo de la colección es publicar autores literarios universales y nacionales, con énfasis en los más recientes escritores de México. Más que estar abierta a todos los gustos, La Mosca Muerta opta por el buen gusto e interés que distingue a una obra de calidad. La Mosca Muerta ama la estética y más que una colección alternativa es una alternativa de lectura.

Los autores son invitados a participar con base en una selección de propuestas recibidas por un Consejo Editorial, integrado por destacados escritores y profesionales de la edición. Para mayor información, visite el sitio web de la editorial en http://www.planceditores.com, o escriba al correo electrónico: editor@planceditores.com



Guillermo Vega Zaragoza publica “Antología de lo indecible”

http://www.librusa.com/noticias_200408.htm

MEXICO, DF, México, ago 11 (Librusa) – El escritor mexicano Guillermo Vega Zaragoza entra en el mundo de la narrativa breve con un volumen de relatos titulado “Antología de lo indecible”, publicado dentro de la colección La Mosca Muerta de Plan C Editores, en México.

El libro, publicado bajo los auspicios de la Subdirección de Servicios Culturales de la Delegación Cuauhtémoc del Gobierno del Distrito Federal y el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), estará a la venta a finales de agosto.

“Antología de lo indecible” obtuvo mención honorífica en el Premio Nacional de Literatura Efraín Huerta 2001, cuyo jurado estuvo conformado por Salvador Castañeda, Rafael Ramírez Heredia y José Ángel Leyva.

“Dos de los cuentos contenidos en el volumen fueron incluidos con anterioridad en las antologías ‘Los mejores cuentos mexicanos’ (ediciones 2002 y 2003), publicadas por la editorial Joaquín Mortiz”, indica un comununicado.

Otros relatos aparecieron entre 1986 y 2001 en diversas revistas y suplementos de diarios mexicanos y en varios portales de Internet.

Nacido en 1967 en México, Guillermo Vega Zaragoza es también autor de los libros de poesía “Preñar el silencio” y “Espejo infinito”.

http://www.apiavirtual.com/modules.php?name=News&file=print&sid=1554

Los mejores cuentos mexicanos 2002

Los mejores cuentos mexicanos

Una rigurosa selección de textos hace de la edición 2002 un libro para gozar

por: Cristian Ampudia / Noticieros Televisa

http://www.esmas.com/noticierostelevisa/262078.html

CIUDAD DE MÉXICO.- Para el cuentista José de la Colina, "la literatura es contar", por ello eligió en base a su buena narrativa una serie de cuentos publicados en suplementos y revistas mexicanas, continuando así la serie de "Los mejores cuentos mexicanos", ahora en su edición del 2002, publicados por la editorial Joaquín Mortiz del Grupo Planeta.

De la Colina seleccionó cuentos publicados en el 2001 de diversos autores, como Homero Aridjis, Jordi Soler, Sergio Fernández, entre otros y confesó también que su relato favorito es "Defornicare Angelorum", que es una especie de guía para "violar" a un ángel, realizado por Guillermo Vega Zaragoza, y al cual comparó con el clásico "Pedro Páramo" de Juan Rulfo, pues considera que más que un cuento es un "poema".

"El instante, el vacío"; de Vizania Amescua, "Sembrador"; de Francisco Hinojosa, " ¡A sus órdenes!"; de Jorge López Páez y "El poeta en el estadio"; de José Wofson, son sólo algunos de los 20 títulos y autores que podemos encontrar en esta publicación.

En la parte final del libro, se indican las diferentes obras que han realizado los autores incluidos en el libro, así como las publicaciones de las que se extrajeron los cuentos.

Durante la presentación del libro, se destacó que la publicación es un gran esfuerzo para que el género del cuento no se pierda en nuestro país y se reconoció que las publicaciones que otorgan espacios a ese género literario, principalmente en provincia, tienden a desaparecer.

De la Colina se mostró satisfecho por haber realizado el prólogo y selección de los cuentos, los cuales, dijo, son una clara muestra de que en nuestro país se saben hacer bien las cosas.

De todas las ediciones que ha tenido la colección "Los mejores cuentos mexicanos", esta última (la cuarta) es la más variada, pues aún y cuando a algunos cuentos no se les pueda considerar como tales, los temas que abarcan ofrecen una abanico de opciones para el lector, aseguró De la Colina.

"La literatura mexicana es fundamentalmente buena en los cuentos... La narración puede ser lo mismo un manual de instrucciones para violar un ángel, que un cuento muy bien armadito", explicó José de la Colina al argumentar que para que un texto sea considerado un cuento, basta con que el factor narración, no quede excluido.

Con esta publicación, Grupo Planeta suma cuatro seleccionadores de cuentos, Hernán Lara Zavala en la primera (1999), Enrique Sema en la segunda (2000), Bárbara Jacobs en la tercera (2001) y José de la Colina en esta última.

Fantasiofrenia. Antología del cuento dañado (2003)

Photobucket

CUENTO INCLUIDO:

Duermevela

por Guillermo Vega Zaragoza

Lo despierta la voz de la mujer desde la lejana duermevela. Ya, ya, chiquito, ya. Sin abrir los ojos, alarga el brazo sobre el lado derecho de la cama y sólo encuentra la humedad de las sábanas vacías. Abre los ojos. La mujer camina alrededor de la cama con el bulto en los brazos. Ya, ya, chiquito, ya. La mujer lo mira desperezarse con morosidad y rubricar el ritual con un rotundo bostezo. ¡Cht!, sanciona la mujer. Por fin logré que se durmiera. Lo voy a dejar aquí y le echas un ojo en lo que me baño. Ya se me hizo tardísimo. Lo coloca en el lado derecho de la cama. Si despierta y llora le das el biberón. Mmmjá. La mujer se deshace del camisón sin pudor alguno, mostrando al aire los senos rotundos, pesados, las aureolas oscuras y rebosantes. Delgadas líneas bermejas se le habían instalado en el bajo vientre. La preñez la hizo engordar, pero sin perder del todo la figura. La erección aparece, discreta, bajo las cobijas. Dos meses desde el parto y aún no lo habían vuelto a hacer. La mujer desnuda desaparece a través de la cortina de plástico. Escucha el pequeño escándalo del agua cayendo libremente sobre el cuerpo de la mujer, quien emite un discreto gemido de placer. La erección aumenta, desenfadada. Se recuesta sobre su lado izquierdo, dándole la espalda al enredo de cobijas, y se ovilla con las manos entre las piernas. Dos meses. En realidad ya llevaban casi un año, carajo, sin coger. Ella se había negado sistemáticamente a reanudar el intercambio amoroso de frotamientos y fluidos. Cada vez que emprendía el acercamiento con intenciones lascivas, ella encontraba el pretexto para rehuir el cumplimiento de sus obligaciones conyugales. No empieces. Estoy cansada. Mañana tenemos que levantarnos temprano. Me siento triste. Las hormonas. Mi cuerpo está cambiando. No entiendes nada. Nada más piensas en eso. Y lo peor: lo vas a despertar. O: ya se despertó. O: hay que cambiarle el pañal. O: hay que darle el biberón. Le sobrarían dedos de las manos para contar los días en que no se había tenido que levantar en la madrugada por culpa de eso, que seguía ahí, a sus espaldas, su respiración apenas un diminuto, inocente resuello. Menos mal que logró que se durmiera. Así, mientras la mujer se vestía y arreglaba, podría tratar de recuperar un poco del sueño perdido. Además, no tenía mucha prisa. Podría ir por el periódico y almorzar mientras buscaba algún empleo. Qué lata con eso de encontrar trabajo. En todos lados pedían por lo menos secundaria terminada y él a duras penas llegó al segundo año. Desde la última chamba, en la empacadora de carne, no había vuelto a encontrar nada que le acomodara o que, por lo menos, no le aburriera tanto. Lo único bueno allí era la morena de la recepción. Promesa de placeres sin fin. Qué ojos, qué boca, pero sobre todo, qué culo y qué tetas. Nada más de recordarla, le dan ganas de hacerse una puñeta en su honor. La erección es ya casi completa, dolorosa. Todo hubiera salido a pedir de boca, estaba a punto de caer, ya había aceptado salir a comer con él, nada más faltaba un empujoncito, hasta que ella se dio cuenta del anillo matrimonial. Chin. De eso hacía casi dos meses. Dos meses, justo antes de que el bulto viniera a echarle a perder la vida. En realidad, se la había venido a echar a perder desde que la mujer le informó que estaba embarazada. Cómo, siempre se cuidaban. Pues sí, pero algo falló. Y desde entonces a talonearle para comprar todo lo necesario para el próximo alumbramiento. Qué suerte que la mujer tenía algún dinero ahorrado y conservó su trabajo de cajera en el supermercado. Y qué suerte que la madre de la mujer les prestó ese cuartito, apartado en un rincón de la azotea, hasta con baño, para ellos solos, y no tener que aguantar todas las mañanas los gritos y el ajetreo de los escuincles allá abajo. La mujer tose desde la soledad del baño. A pesar del embarazo, sigue teniendo un cuerpo regio. Tenía miedo de que se pusiera gorda y celulítica, como la madre, porque si quieres saber cómo se pondrá una mujer a los veinte de matrimonio, sólo tienes que ver cómo está su mamá. Nada más de imaginársela, la erección empieza a menguar. Para evitarlo, se fricciona con mayor intensidad, recordando los lúbricos pechos morenos de la recepcionista. A leguas se veía que le gustaba retozar, que era golosa y que no le hubiera repugnado chuparle la verga, como extrañamente le sucedía a la mujer desde que se embarazó. Cómo quieres que haga eso, qué asco, nada más de pensarlo me dan ganas de vomitar. Si antes lo hacía sin remilgos, hasta le gustaba. Pero ahora ya no. Es sucio. Cómo iba a besar al bebé luego de haber tenido eso en la boca. Y con lo bien que había aprendido a hacerlo. Pero la morena no le hubiera hecho gestos, hasta pediría más, más, papito, así, qué rico. Tenga para que se entretenga, morenota de fuego, hasta que se empache. El frotamiento se vuelve más intenso. La cama se mece, primero, imperceptible y, después, ostensiblemente. El llanto infantil invade el lugar. Escucha a la mujer desde el exilio de la regadera. Qué pasa. Mmmnnnnada, dice una voz destemplada que reconoce parecida a la suya. Ya se despertó. Dale la mamila. Mamila, mama, mámale, morena, así, síguele, más, no te detengas. Sin abrir los ojos y sin cesar la fricción con la mano izquierda en el miembro, alarga el brazo derecho en busca del recipiente láctico. Tantea sin éxito por la suavidad de mantas y edredones, hasta que la mano hace contacto con la calidez de la piel, húmeda por las lágrimas, de lo que supone la pequeña cara. Tú síguele, morena, síguele, así, menéate, se ve que te gusta, te encanta. La mano derecha siente la sedosidad del cabello infantil, las protuberancias del tierno cráneo. El llanto continúa sin remedio. Ya, pinche chamaco, a ver si así te callas. La mano izquierda prosigue en su tarea de excitación, ahora con más empeño. Tú sigue mamacita, vas bien, más rápido, más rápido. La mano derecha hunde la frágil cabeza. La aplasta rítmica, violentamente. Ambas manos en perfecta sincronía durante segundos interminables. Más, más, más, así, así. Ah, ah. La blancura ciega e inunda todo. El llanto cesa por fin. Abre los ojos. Húmeda, envuelta en la toalla, la mujer lo mira estupefacta.


NOTAS PUBLICADAS SOBRE EL LIBRO:

Presentan Fantasiofrenia. Antología del cuento dañado

Relatos de 34 jóvenes escritores mexicanos, muchos de ellos publican por vez primera

Muestran "los motivos más recónditos de lo que mueve al hombre a cometer actos que la sociedad condena"

Edición conjunta de SOGEM y As de Corazones Rotos


México, D.F., septiembre 2003.- Treinta y cuatro cuentos de jóvenes escritores mexicanos que "muestran los motivos más recónditos de lo que mueve al hombre a cometer actos que la sociedad condena", se encuentran reunidos en el libro Fantasiofrenia. Antología del cuento dañado, publicado conjuntamente por la Sociedad de Escritores de México (SOGEM), a través de su Escuela de Escritores, y la Editorial As de Corazones Rotos.

El volumen, cuya recopilación e introito fueron realizados por el escritor y crítico Fernando Reyes, reúne a 34 autores, muchos de ellos publicados por primera ocasión, algunos más con incipientes carreras literarias, todos nacidos en las décadas de los 60, 70 y 80. Los escritores antologados son: Bernardo Hernández, Vladimir Pallares, Emilia Negrete Philippe Guillermo Vega Zaragoza, Santos Cuauhtémoc López, Edgar Omar Avilés, Miguel Ángel Balanzario Novelo, Ana Laura Lara, Itzel Yaritzi Lara, Fernando Reyes, Augusto Frontán, Alejandra Camposeco, Cinthya Tenorio, Juan Ramón Anaya, Raúl Olivares, Jorge Eduardo Castro, Manuel Cerón, Yolanda Rubioceja, Sergio Loo, Humberto Pérez, Juan Segura, Ana Emilia Felker, Gustavo Aquino, Gilma Luque, Iván Cruz, Alberto Cascante, Álvaro Bautista, Francisco Puente, Renato Piccini, Amanda Villarreal, Camila Villegas, Mariana Tejeda, José Candás y Carolina Hernández.

El libro, ha escrito el poeta y editor Arturo Trejo Villafuerte, "trata de 'circunstancias' que envuelven fatídicamente a una serie de personajes inmersos en las más delirantes conductas: delirios amorosos que llevan al crimen y al suicidio; objetos de deseo de cualquier especie, género o materia; aficiones y pasiones tan extravagantes como perversas; relaciones incestuosas o venganzas con un toque familiar; violaciones solitarias; masacres colectivas como pasatiempo resultado del fastidio o de un resentimiento social; crímenes seriales en los que siempre hay un derroche de creatividad e ingenio, y otros tantos casos más, crudos, comunes, que forman una galería de hechos fantasiosos pero humanos, exagerados pero verosímiles, disparatados pero a la medida de los tiempos que corren".

Y añade: "¿Por qué habría de sorprendernos lo que aquí se narra? El periódico y la televisión están plagados de sucesos que plasman esa realidad, por lo que ahora, en nombre de la modernidad, se presentan aquí 34 cuentos que muestran los motivos más recónditos de lo que mueve al hombre a cometer actos que la sociedad condena. Que el lector los condene y los juzgue."

En tanto, el compilador Fernando Reyes apunta en el introito: "La literatura dentro de la literatura va de la mano dentro del género dañado. Los personajes de Fantasiofrenia son personajes de sus propias pesadillas, son escritores de sus filias y fobias, son remitentes y destinatarios de su realidad perversa, son artesanos del mal, artistas erotanáticos. No hay distingos entre realidad y ficción, entre vida y sueños, entre amor y obsesión. Porque de eso se trata: de desfigurar la realidad, acomodarla, adecuarla al caudal de imágenes esquizoides".

Fantasiofrenia. Antología del cuento dañado será presentado el próximo martes 30 de septiembre de 2003, a las 19 horas, en el Foro Rodolfo Usigli de la SOGEM, ubicado en Eleuterio Méndez # 11, colonia Churubusco-Coyoacán, a una cuadra de División del Norte, en México D.F. Presentarán el volumen los escritores Eugenio Aguirre y Mónica Lavín, el crítico y cronista Ignacio Trejo Fuentes y el poeta y editor Arturo Trejo Villafuerte.

http://www.toditonoticias.com/paginas/noticias/Cultura/133438.html

http://www.sintesisdigital.com.mx/pculturatodas.php?id=451

http://rancholasvoces.blogspot.com/2003/09/noticias-publican-en-mxico-antologa.html



Escritores dañados

Por Ignacio Trejo Fuentes

(Publicado en la revista Siempre!).

Estupenda idea la de Fernando Reyes: reunir a treintaicuatro escritores formados, o en formación, en la Escuela de Escritores de la Sogem, porque son muy buenos y deben darse a conocer. En mis ya largas andanzas como juez en premios literarios, en la concesión de becas, como dictaminador en editoriales, etcétera, he visto, con sorpresa primero, con absoluta simpatía después, que siempre, invariablemente, muchas de las mejores propuestas son precisamente de egresados o alumnos de la Sogem. Y eso habla muy bien de ambos, de la institución y de quienes se acercan a ella. El libro en cuestión se titula Fantasiofrenia. Antología del cuento dañado.

El subtítulo del libro indica los caminos por donde habremos de ir, y debe advertirse de entrada que los dañados no son los cuentos, sino los personajes, las situaciones y, sobre todo y por fortuna, los autores. Es ésta una galería sorprendente de desfiguros, de locuras, y por eso me atrevo a sugerir que los editores hagan llegar, de inmediato, copias al secretario Abascal, a Provida, a todas las ligas de la decencia existentes: la obra se convertiría de inmediato en best seller, y todos saldrían ganando.

Confieso que de entre los autores congregados en este nudo de demencias sólo conocía a tres o cuatro, mas al leer a cada uno me convenzo de que son, sin excepción, excelentes narradores, así sea que sus destinos profesionales estén apuntando a otros blancos, como el diseño, la publicidad y otras cosas raras y extrañas. Y para usar el lugar común, diré que se trata de relatos que uno lee de un tirón y, muchas veces, con una sola mano por eso de que van, sin transición, del erotismo a la más celebrable pornografía. Cómo disfruté, por ejemplo, “La historia de mi triunfo”, de Sergio Loo, donde una contratista de artistas hace que la aspirante mee desbordada en su boca si es que quiere obtener el empleo; y “La mascota de la viuda Teller”, en la que la aludida en el título tiene un hamster como amante; y “Visceral”, de Mariana Tejeda, que es un himno a la escatología, a la sangre, a la sana perversión. Menciono sólo estos cuentos no porque el resto no me haya impresionado, o gustado, sino únicamente porque son los que vienen a mi memoria al momento de escribir estas líneas. Yo soy un lector apasionado de historias truculentas y por eso me emociona ver, juntos, sangre, sexo, violencia y locura. Y en este libro abundan: ¡qué felicidad ver cómo se mata a la gente con tanta facilidad, cómo se imponen torturas en medio de arrebatos de placer!

El sello principal de las historias reunidas en Fantasiofrenia es la insania, de ahí el subtítulo, y qué bueno que los autores estén conscientes de que es posible escribir de lo que sea, así se trate de asuntos que perturben a las “buenas conciencias” y a “las almas puras”, y que lo hagan ateniéndose al precepto insobornable de hacerlo de la mejor manera: en cada relato descubrimos que detrás de cada anécdota, de toda historia, hay un meticuloso ejercicio técnico, literario; es decir, no fueron escritos a tontas y a locas, porque sí, sino porque cada autor tenía algo que decir. Y el resultado es un volumen estremecedor, cautivante, digno de una lectura y de otra y otra. Algo que llama particularmente la atención es que en el libro privan el sarcasmo y el humor negro: aun en las historias más terribles y dramáticas aparece el sesgo que mueve a la risa o cuando menos a la sonrisa, de modo que estamos ante auténticos ejemplos de la tragicomedia, una de las especies más difíciles de manejar en literatura.

Fernando Reyes (compilador), Fantasiofrenia. As de Corazones Rotos, México, 2003; 121pp.