miércoles, 21 de mayo de 2008

Critica la biblioteca total

Critica la biblioteca total

Entrevista con Andrew Keen

por Stephen Schwartz


http://www.reforma.com/libre/online07/edicionimpresa/default.shtm?seccion=elangelcultural


(18 mayo 2008).-
Andrew Keen se ha vuelto famoso, o tristemente famoso, por escribir El culto a lo amateur: Cómo Internet está matando nuestra cultura, que apareció por primera vez en 2007 y se basa en un ensayo aparecido en 2006 en The Weekly Standard, publicación periódica neoconservadora con sede en Washington. El británico Keen había tenido un papel prominente en el surgimiento de Internet, por lo que su cuestionamiento original, Web 2.0, subtitulado "Llegó la segunda generación de Internet. Es peor de lo que podía pensarse", fue escandalosamente polémica.

Su argumento podría parafrasearse de manera sencilla: el cambio económico y social provocado por la revolución tecnológica global anuncia la "destrucción de la creación" en la cultura tradicional.



Reinventar la cultura

Keen critica la sustitución del contenido intelectual tradicional por las reflexiones amateur. En el mundo Web 2.0, todas las opiniones, las creaciones y las experiencias son de igual valor.

"Me gustaba la tecnología, para mí Internet consistía en llevar a las personas un producto de calidad, cuando de repente me di cuenta de que el nuevo objetivo era crear una cultura diferente. Web 1.0 pretendía diseminar la alta cultura, pero Web 2.0 quería reinventarla totalmente, eliminando los conocimientos y sin pagar por el trabajo realizado. Por lo tanto, la cultura está siendo destrozada", dice.

La crítica de Keen incluye un ataque a Rousseau, filósofo francés que argumentaba que la humanidad nace libre, pero en todas partes es esclavizada. Esto ha evolucionado hasta llegar a la creencia de que la tecnología nos liberará de los medios establecidos, del periodismo de élite, del realizador cinematográfico y del experto, jugando con la idea moderna de que todos tenemos talento, señala.

Keen describe una crisis que se inició en los 60 con el desplome de las universidades.

"Los pocos intelectuales que quedan son periodistas profesionales y están ahora sometidos al ataque de la gente de Web 2.0", advierte Keen.

"Los medios tradicionales giran alrededor de la preparación y el conocimiento, mientras que Web 2.0 prefiere fragmentos de conocimiento ofrecidos al público de forma rápida. ¿Cómo se puede comparar el trabajo de periodistas capacitados y con experiencia con el carácter amateur de los blogs?", pregunta.

De acuerdo con Keen, los partisanos de Web 2.0 se confunden con las categorías. "Ven a los medios como un motor de transformación social, pero los medios no son una plataforma para esa virtud".

La obra de Keen no carece de fallas y, en un entorno de triunfalismo tecnológico, lo ha aislado inevitablemente e, incluso, se le ha despreciado. Está nadando a contracorriente, una labor difícil en una sociedad convulsionada por las aguas revueltas de la crisis social, donde se incluye el reto a los valores occidentales producido por los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001 y las consiguientes guerras. Esto último, si me permiten, reafirmó en cierta medida el valor de un verdadero conocimiento en un tema tan difícil como el del Islam global.

"Sin embargo", dice Keen, "el cambio es inevitable. El talento, el conocimiento y la experiencia están experimentando una apreciación renovada al enfrentarse las personas a su ausencia. Se acerca un nuevo mundo que no será gobernado ni por el experto adolescente ni por los miembros acartonados del establishment académico. Las universidades angloestadounidenses no se han visto afectadas por la revolución de la información y serán territorio abierto a nuevas evoluciones, aunque hoy están tan estancadas como en otro tiempo lo estuvo el imperio soviético. Tiene que ocurrir una rebelión contra las máquinas", predice, en línea con películas como Terminator y Matrix que, con su abrumadora popularidad, evidencian profundas ansiedades colectivas. Hollywood produce películas que reflejan el descontento con las nuevas tecnologías, al tiempo que esa industria, al igual que el negocio de la música, es igualmente vulnerable, o más, a las implicaciones económicas por las descargas del 2.0. Quizá sólo la literatura -la verdadera literatura, la ficción, los contenidos estéticos y la poesía- sobreviva intacta.



La crisis universitaria

Mis encuentros con Keen, quien con 48 años es 11 años más joven que yo, me hicieron pensar que había conocido a un hermano perdido, independientemente de su educación europea y experiencia gerencial, en contraste con mi educación estadounidense y mi carrera como escritor. Describe su infancia en Golders Green, barrio étnicamente diverso en el norte de Londres. Se educó en la prestigiosa Facultad de Estudios Eslavos en la Universidad de Londres y quería convertirse en académico especializado en Europa del Este. En el curso 82-83, la institución académica del British Council lo envió por un año a la Universidad de Sarajevo, en la parte bosnia de la ex socialista Yugoslavia. Keen quería estudiar la identidad social de los bosnios musulmanes, tema de sorprendente clarividencia si se toma en cuenta la guerra que se abatiría sobre la Bosnia musulmana una década después.

Como Octavio Paz y otros notables intelectuales modernos, Keen llegó posteriormente a la Universidad de California en Berkeley, como estudiante de posgrado en ciencias políticas. Sin embargo, ahora Keen declara que la educación superior estadounidense es una tragedia para el país.

"El sistema de titularidad (por el que los catedráticos consiguen un puesto vitalicio) permite a los académicos malgastar su tiempo. Los estudiantes serios no eran apreciados; las personas con cerebro abandonaban voluntariamente la universidad. La alternativa era saltar los obstáculos como un idiota, para lo cual había que encontrar un mentor feudal al cual servir. Los estudiantes que permanecían eran castigados por ser originales, por pensar por sí mismos, por dar muestras de humor".

Tras constatar que el sistema se encontraba obstruido por la inercia intelectual y la burocracia académica, Keen abandonó la universidad en 1986, pensando que había fracasado por la traumática revelación de que no sería un reconocido académico de Berkeley.

En cambio, una serie de eventos fortuitos lo llevó por un enrevesado camino a convertirse en emprendedor. Se mudó a Boston, impartió clases de teoría política y, según sus propias palabras, recuperó la confianza intelectual.

"Regresé a Berkeley (donde continúa en la actualidad) y me sumergí en el periodismo musical".

A pesar de ser crítico musical, se vio obligado a participar en el lado empresarial de una publicación periódica, y descubrió que lo disfrutaba.



Surgimiento y colapso

A mediados de los 90, Keen descubrió Internet a través del entonces popular navegador Netscape.

"Empecé a creer en la revolución, pensando que lo transformaría todo, haciendo del mundo un lugar mejor al tiempo que me enriquecería", lo cual llama "el sueño judío".

Keen lanzó un negocio en Internet, audiocafe.com, uno de los primeros sitios de música digital. Vendió su casa para financiar la empresa y pronto se encontró en medio de la revolución, cuando la vida era intensamente emocionante. Estableció una red en la industria de la música; su esfuerzo fracasó cuando estalló la burbuja de Internet, pero había tenido el suficiente éxito para poder moverse en nuevas direcciones. Preparó una conferencia en Silicon Valley sobre el futuro de los medios de comunicación, programada para septiembre del 2000, pero en la primavera de ese mismo año se derrumbó el mercado de inversiones NASDAQ, llevándose consigo en su caída a la mayoría de las firmas de Internet en "el colapso de las punto com (.com)".

Keen siguió trabajando, pero como el típico desarrollador de negocios o vendedor de alto nivel. La economía se recuperó en el 2003, y luego él "tuvo su revelación", que comparó con la de George Orwell cuando de repente éste se dio cuenta, como registró en Homenaje a Cataluña, su libro de 1938, que los comunistas prosoviéticos estaban socavando, en lugar de apoyar, la lucha de la república española.

En un evento para hablar del software libre, Keen escuchó a personas ricas y sofisticadas hablar de reemplazar el contenido de los medios con las aportaciones de las masas ordinarias, de "democratización", del fin de la autoridad, el periodismo y el concepto de público.

En efecto, una élite empresarial creada de la noche a la mañana por la revolución tecnológica teorizaba a ciegas sobre la devastación del legado cultural existente y su reemplazo por un nuevo contenido. Ese nuevo contenido reflejaría el narcisismo de "la nueva clase" (no sería el último fenómeno de este tipo) y del mismo modo se eliminaría el conocimiento previo, el talento reconocido y la crítica editorial madura.

La clarividencia de Keen, como en su primera digresión sobre Bosnia, demostró estar bien afinada. Web 2.0, el fenómeno basado en programas de código abierto, produjo una realidad cibernética autorreferencial, encarnada, como apunta Keen, en weblogs personales o blogs, YouTube, MySpace y similares ejemplos de aficionados hablando de sí mismos sin intermediación. Luego llegó Wikipedia, una "enciclopedia para hacer uno mismo", en la que individuos sin un prestigio establecido escriben descripciones de complejos fenómenos históricos, culturales y científicos, así como biografías de prominentes individuos. Además, tenemos Second Life, donde los individuos pueden transformarse a sí mismos y su entorno en Internet, inventando mundos perfectos en los que los solitarios, aislados y poco atractivos pueden reinventarse como personalidades deslumbrantes y conseguir el éxito social.

Los efectos pragmáticos de esta "nivelación" son generalizados, obvios y, en algunos casos, de escándalo. Keen observa cómo los blogs han elevado al comentarista de sí mismo, aficionado y con frecuencia analfabeto, al nivel de colega "periodístico" de un reportero, columnista o editor capacitado, y han reducido drásticamente el mercado para la prensa tradicional que se dedica a la búsqueda de noticias. La actividad en los blogs también ha reducido los honorarios de los periodistas profesionales y los columnistas de opinión, creando por lo general una relación retrógrada en la que se pide a los autores que cedan todos sus derechos a editores transitorios e improvisados de blogs. My- Space ha posibilitado el hostigamiento o "acoso" personal por Internet y, por lo menos, un suicidio en el desolado paisaje del Medio oeste estadounidense. Wikipedia, que está llena de afirmaciones sin confirmar, e incluso difamatorias, por desgracia se ha convertido en un poderoso "banco de datos" utilizado por las compañías para revisar los antecedentes de potenciales empleados.

La descarga ilimitada de música ha liquidado, en gran medida, la industria de la música en la que Keen había trabajado como crítico, y también ha reducido los ingresos promedio de los músicos más jóvenes que dan conciertos en vivo. Y, lo que es peor, de acuerdo con Keen, el concepto de remix, más extendido en la música que en cualquier otro campo creativo, convierte a toda la cultura en un producto adicional sin diferenciaciones. La justificación ideológica de este resultado la proporciona la "teoría libertaria", una filosofía del interés sin freno en uno mismo que ha manchado un término en otro tiempo aplicado al idealismo de la filosofía anarquista. Sin embargo, los anarquistas buscaban elevar la humanidad a un nivel cultural superior, no arrastrar la cultura al fondo por medio de una colectivización de la mediocridad. La historia, por desgracia, está llena de tales ejemplos.



Consecuencias del 'remix'

Quizá, Keen remonta su punto de vista sobre la devastación de la cultura a manos del remix a un ensayo de Jorge Luis Borges, La biblioteca total, escrito en 1939. En el mismo, el genio argentino predijo las consecuencias del remix. El ensayo empieza diciendo: "El capricho o imaginación o utopía de la Biblioteca Total incluye ciertos rasgos, que no es difícil confundir con virtudes". Concluye evocando "desiertos verticales de libros (que) corren el incesante albur de cambiarse en otros y que todo lo afirman, lo niegan y lo confunden". Para muchas personas, ese es el significado de cultura como se define en Web 2.0.

Keen se ha convertido, como muchos otros antes que él, en un revolucionario por medio de la crítica a una revolución que siguió una dirección distorsionada. Su mensaje personal ha sido articulado muchas veces antes que él: "una lección básica de su vida ha sido que lo más difícil es decir que no". Para quienes se pueden desligar del entusiasmo de la multitud ciega, la vida puede guardarles una recompensa más alta, la de una visión social penetrante; aunque la carga de tal percepción puede ser mucho más pesada de lo que uno se imagina. Keen aprenderá por sí mismo a dónde lo llebarán sus críticas de la realidad contemporánea, a él y a su obra.


Escritor y periodista estadounidense Traducción: REFORMA/ Lluis A. Iglesias



La generación interactiva

Web 1.0 es el concepto original de la Web, con páginas estáticas HTML que no permitían la actualización frecuente

El término Web 2.0 fue acuñado en 2004 y se refiere a la segunda generación de Web, basada en comunidades de usuarios y una gama de servicios que fomentan la colaboración y el intercambio de información entre usuarios, como redes sociales, blogs o wikis. Los sitios Web 2.0 actúan más como puntos de encuentro que como webs tradicionales.

El término Web 2.0 se refiere así a una serie de aplicaciones y páginas de Internet que utilizan la inteligencia colectiva para proporcionar servicios interactivos en red y que dan al usuario el control de sus datos, ya que puede modificar su contenido o la forma de presentarlos.



"Los medios tradicionales giran alrededor de la preparación y el conocimiento, mientras que Web 2.0 prefiere fragmentos de conocimiento ofrecidos al público de forma rápida".

Los riesgos de la Web

Los riesgos de la Web

La cultura tradicional ante Internet. En su libro El culto a lo amateur, el crítico Andrew Keen afirma que la Red daña la cultura tradicional con blogs de información superficial o reflexiones de aficionados; sin embargo, otros especialistas disienten de esta postura

por Andrew Keen

http://www.reforma.com/libre/online07/edicionimpresa/default.shtm?seccion=elangelcultural


(18 mayo 2008).- Si no supiera cómo son las cosas, pensaría que estamos otra vez en 1999. El auge ha regresado a Silicon Valley, y los locos utópicos otra vez están desatados. Me encontré con uno de esos evangelistas en una reunión en San Francisco. Junto a copas de un chardonnay frutal local, intercambiamos notas acerca de nuestras novedades. Me contó que trabajaba en un nuevo software para difundir música, texto y video en Internet.

"Es como una mezcla de MySpace, YouTube, Wikipedia y Google", dijo. "Con esteroides".

En respuesta, le expliqué que yo estaba trabajando en una polémica acerca del impacto destructivo de la revolución digital sobre nuestra cultura, economía y valores.

"Es como una mezcla de ignorancia, egoísmo, mal gusto y dominio de masas", dije sin poder evitar una sonrisa. "Con esteroides".

Sonrió incómodamente.

"Entonces es Huxley para la era digital", dijo. "Estás escribiendo a Huxley para el siglo 21".

Levantó su copa de vino en mi honor. "¡Por 'Un mundo feliz 2.0'!".

Chocamos nuestras copas. Pero yo sabía que brindábamos por el Huxley equivocado. Más que de Aldous, la inspiración para este libro proviene de su abuelo, T.H. Huxley, el biólogo del siglo 19, autor del "teorema de los infinitos monos". La teoría de Huxley dice que si a un infinito número de monos se les da un número infinito de máquinas de escribir, con el tiempo, alguno de ellos en alguna parte creará una obra maestra... Una obra de Shakespeare, un diálogo platónico o un tratado económico de Adam Smith.

En la era preinternet, el planteamiento de T.H. Huxley sobre un infinito número de monos dotado de tecnología infinita parecía más una broma matemática que una visión distópica. Sin embargo, lo que antes parecía una broma ahora parece presagiar las consecuencias de un decaimiento de la cultura que está difuminando las fronteras entre el concepto tradicional de público y autor, creador y consumidor, experto y aficionado. Esto no es cosa de risa.

La tecnología de hoy en día da máquinas de escribir a todos. Pero en nuestro mundo de Web 2.0, las máquinas de escribir no son precisamente máquinas de escribir, sino computadoras personales interconectadas, y los monos no son precisamente monos, sino usuarios de Internet. Y en lugar de crear obras maestras, esos millones y millones de usuarios -muchos sin más talento para las artes creativas que nuestros primos los primates- están creando un interminable bosque digital de mediocridad. Y es que hoy pueden usarse computadoras interconectadas para publicar todo, desde comentarios políticos infundados hasta videos caseros indecorosos, música poco profesional, poemas, reseñas, ensayos y novelas imposibles de leer.

Y, en el corazón de este experimento de autopublicación de "infinitos monos", está el diario en línea, el ubicuo blog. Escribir un blog se ha convertido en tal manía que es creado uno nuevo cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día. Escribimos en blogs acerca de nuestras vidas privadas, nuestras vidas sexuales, nuestras vidas soñadas, nuestra falta de vida, nuestras vidas virtuales en Second Life. En el momento de esta publicación había 53 millones de blogs en Internet, y esta cifra se duplica cada seis meses. En el tiempo que le tomó leer este párrafo, se lanzaron 10 nuevos blogs.

Si mantenemos este ritmo, habrá más de 500 millones de blogs para el 2010, corrompiendo y confundiendo colectivamente la opinión popular acerca de todo, desde política hasta comercio, arte y cultura. Los blogs se han vuelto tan vertiginosamente infinitos que han socavado nuestro sentido de lo cierto y lo falso, lo real y lo imaginario. En estos días, los chicos no saben la diferencia entre noticias creíbles de periodistas profesionales y lo que leen en joeshmoe.blogspot.com. Para estos utópicos de la Generación Y, cada texto es sólo la versión de la verdad a cargo de otra persona; cada ficción es sólo otra versión de los hechos.

Además, está Wikipedia, una enciclopedia en línea en la que cualquiera que tenga pulgares y haya cursado la primaria puede publicar cualquier cosa acerca de cualquier tema, desde AC/DC hasta el zoroastrismo. Desde el nacimiento de Wikipedia, más de 15 mil colaboradores han creado casi 3 millones de entradas en más de 100 idiomas diferentes -ninguna de ellas editada o sometida a investigación para verificar su exactitud. Con cientos de miles de visitantes al día, Wikipedia se ha convertido en el tercer sitio más visitado en busca de información y sucesos actuales; una fuente de noticias de más confianza que los sitios de CNN o la BBC, a pesar de que Wikipedia no tiene reporteros, editores, ni experiencia en la recopilación de noticias. Es un ciego guiando a otro ciego.

En Wikipedia, todos los que tienen algún interés pueden reescribir una página a su antojo -y los colaboradores con frecuencia lo hacen-. Por ejemplo, Forbes publicó recientemente una nota acerca de empleados anónimos de McDonald's y Wal-Mart que usaban furtivamente las páginas de Wikipedia como un medio para diseminar propaganda corporativa de manera engañosa. En la página acerca de McDonald's, un vínculo al libro Fast Food Nation, de Eric Schlosser, convenientemente desapareció; en la de Wal-Mart, alguien eliminó una línea acerca de que los empleados mal pagados ganaban menos del 20 por ciento que los de la competencia.

Sin embargo, el experimento de Internet no se limita a la palabra escrita. La máquina de escribir del siglo 19 de T.H. Huxley ha evolucionado no sólo a la computadora, sino también a la cámara de video, lo que ha convertido a Internet en una enorme videoteca de contenido generado por los usuarios. YouTube es un portal de videos de aficionados que, al momento de escribir esto, era el sitio de más rápido crecimiento en el mundo, atrayendo 65 mil nuevos videos diariamente y ostentando 60 millones de videos vistos cada día; eso asciende a más de 25 millones de videos nuevos al año, y alrededor de 25 mil millones de videos vistos anualmente. En otoño del 2006, fue adquirida por Google por más de mil 500 millones de dólares.

YouTube eclipsa hasta a los blogs en lo insensato y absurdo de su contenido. Nada parece ser demasiado prosaico o narcisista para estos monos videógrafos. El sitio es una galería infinita de videos de aficionados que muestran a tontos que bailan, cantan, comen, lavan, compran, conducen, limpian, duermen o simplemente observan sus computadoras. En agosto del 2006, un video sumamente popular llamado The Easter Bunny Hates You (El Conejo de Pascua te odia) mostraba a un hombre disfrazado de conejo que acosaba y atacaba a personas en las calles; de acuerdo con la revista Forbes, este video fue visto más de 3 millones de veces en dos semanas. Algunos de los otros temas favoritos incluyen a una joven que observa a otro usuario de YouTube que observa a otro usuario, una casa de los espejos virtual que finalmente lleva a una mujer que hace un sándwich de crema de cacahuate y mermelada frente al televisor; una bailarina malaya con una falda irracionalmente corta que baila con música de Ricky Martin y Britney Spears; un perro que persigue su propia cola; una inglesa que enseña a los espectadores cómo comer una galleta de chocolate y mermelada; y, en una adición muy apropiada a la videoteca de YouTube, un video de monos de peluche que bailan.

Lo que inquieta más que el hecho de que millones de nosotros vemos tales tonterías voluntariamente todos los días es que algunos sitios de Internet nos toman por monos sin que siquiera lo sepamos. Al buscar palabras con el buscador de Google, estamos creando algo llamado "inteligencia colectiva", la sabiduría acumulada de todos los usuarios de Google. La lógica del buscador de Google, lo que los tecnólogos llaman su algoritmo, refleja la "sabiduría" del público. En otras palabras, entre más personas hagan clic en un vínculo que resulte de una búsqueda, más probable es que ese vínculo aparezca en búsquedas posteriores. El buscador es la agrupación de los 90 millones de preguntas que le hacemos colectivamente a Google todos los días; en otras palabras, simplemente nos dice lo que ya sabemos.

Esta misma "sabiduría" del público es manifestada en los sitios de noticias sin editores como Digg y Reddit. El orden de los titulares en esos sitios refleja lo que otros usuarios han estado leyendo, en lugar del criterio experto de editores de noticias. Mientras escribo, hay una guerra brutal en Líbano entre Israel y el Hezbolá. Pero un usuario de Reddit no se enteraría de esto, porque en la lista de las 20 notas más "populares" del sitio no hay nada acerca de Israel, Líbano o el Hezbolá. En lugar de eso, la gente puede leer acerca de una actriz inglesa que tiene el pecho plano, los hábitos de los elefantes al caminar, una parodia del más reciente comercial de Mac y túneles subterráneos en Japón. Reddit es un reflejo de nuestros intereses más banales.

El periódico The New York Times reporta que el 50 por ciento de todos los bloggers lo hacen por el único propósito de reportar y compartir experiencias de su vida personal. El lema de YouTube es "Broadcast Yourself" (transmítete a ti mismo). Y transmitirnos es lo que hacemos, con toda la descarada autoadmiración del mítico Narciso. Conforme los medios tradicionales del mainstream son sustituidos por los medios personalizados, Internet se ha convertido en un espejo de nosotros mismos. En lugar de usarla para buscar noticias, información o cultura, la usamos para ser la noticia, la información, la cultura.

Este infinito deseo de atención personal impulsa la parte más popular de la nueva economía de Internet, sitios de redes sociales como My-Space, Facebook y Bebo. Estos sitios se han convertido en tábulas rasas de nuestros deseos e identidades individuales. Afirman ser para "socializar" con otros, pero en realidad existen para que podamos anunciarnos a nosotros mismos: todo, desde nuestros libros y películas favoritos hasta fotos de nuestras vacaciones de verano y "testimonios" que elogian nuestras cualidades más agradables o relatan nuestras más recientes borracheras.

Sin embargo, nuestros estándares culturales y nuestros valores morales no son lo único que está en juego. Lo más grave de todo es que las mismas instituciones tradicionales que han ayudado a fomentar y crear nuestras noticias, nuestra música, nuestra literatura, nuestros programas de televisión y nuestras películas también están siendo atacadas. Los periódicos y las revistas, dos de las fuentes más confiables de información acerca del mundo en el que vivimos, están en problemas por la proliferación de blogs gratuitos y sitios como Craigslist, que ofrecen anuncios clasificados gratuitos, mermando la colocación de anuncios pagados. En el primer trimestre del 2006, las ganancias cayeron drásticamente en todos los periódicos importantes de Estados Unidos: un 69 por ciento en la The New York Times Company, 28 por ciento en la Tribune Company y 11 por ciento en Gannett, la compañía de periódicos más grande de Estados Unidos. La circulación también ha caído. En The San Francisco Chronicle el número de lectores cayó un vertiginoso 16 por ciento tan sólo en el segundo y tercer trimestres del 2005. Y, en el 2007, Time, Inc. despidió a casi 300 personas, principalmente de áreas editoriales, de revistas como Time, People y Sports Illustrated.

Quienes aún leemos periódicos y revistas sabemos que la gente también está comprando menos música. Debido a la desenfrenada piratería digital generada por la tecnología para compartir archivos, las ventas de música grabada cayeron en más de un 20 por ciento entre el 2000 y el 2006.

En paralelo con el surgimiento de YouTube, Hollywood está experimentando sus propios problemas financieros. Las ventas en taquilla en Estados Unidos ahora representan menos del 20 por ciento de los ingresos de Hollywood y, con la estabilización de las ventas de DVDs y la desenfrenada piratería global, la industria busca deses- peradamente un nuevo modelo de negocios que le permita distribuir películas por Internet de una forma en la que obtenga ganancias. De acuerdo con David Denby, crítico de cine de la revista The New Yorker, muchos ejecutivos de los estudios de Hollywood se encuentran en "pánico" por la disminución de los ingresos. Una triste consecuencia son los recortes de personal. Disney, por ejemplo, anunció 650 despidos en el 2006, y una caída de casi un 50 por ciento en la cantidad de películas animadas producidas anualmente.

Los medios tradicionales se enfrentan a la extinción. Pero de ser así, ¿qué ocupará su lugar? Aparentemente, serán los populares buscadores del Silicon Valley, los sitios de medios sociales, y los portales de videos. Cada página nueva en MySpace, cada texto nuevo en un blog, cada nuevo video en YouTube hace crecer otra fuente potencial de ingresos por publicidad perdidos por los medios del mainstream. De ahí viene la astuta -o desesperada- decisión de Rupert Murdoch en julio del 2005 de comprar My-Space por 580 millones de dólares. De ahí viene la venta de YouTube por mil 650 millones de dólares y la explosión de capital de riesgo que patrocina sitios que imitan a YouTube. Y de ahí viene el aparentemente imparable crecimiento en Google donde, en el segundo trimestre del 2006, los ingresos se elevaron a casi 2 mil 500 millones de dólares.

¿Qué pasa, se podría preguntar usted, cuando la ignorancia se suma con el egoísmo, el mal gusto y el dominio de masas?

Despídase de los expertos y los guardianes culturales de hoy: nuestros reporteros, comentaristas de noticias, editores, compañías musicales y estudios de cine de Hollywood. En el culto de lo amateur de hoy, los monos tienen el control. Con sus infinitas máquinas de escribir, están escribiendo el futuro. Y quizá no nos guste lo que dice.


Extracto de The Cult of the Amateur. How Today's Internet is Killing our Culture, de Andrew Keen, editado en EU por Doubleday/ Currency Traducción: REFORMA/ Aron Covaliu